miércoles, 21 de diciembre de 2011

"Como actuar frente a las rabietas infantiles"

Las rabietas, en muchas ocasiones, NO SUCEDEN SI NO HAY UN PÚBLICO QUE REACCIONE ANTE ELLAS,  este vídeo lo demuestra.



Las rabietas son la manifestación de ira o frustración a situaciones que el niño no es capaz de controlar. Aparecen alrededor del año (puede ser unos meses antes) y son más frecuentes entre los 2 y 4 años, etapa en la que empiezan a desarrollar su propia independencia y ya no aceptan tan fácilmente el control que ejercen los demás sobre su vida o los límites que les imponen los padres.
Mientras dura la rabieta es una situación bastante estresante tanto para el niño como para los padres, y es totalmente inútil intentar convencerlos de algo en ese momento. Lo mejor es esperar que se les pase el berrinche sin rechazarlos y luego dar explicaciones. Dejarles su espacio hasta que se le pase, pero que no se sientan ignorados. Es muy usual que las rabietas ocurran sólo en casa pero no en el colegio, o al revés. O que las tenga en presencia de la madre, pero no del padre, o a la inversa.
Es una etapa que el niño tendrá que pasar, y es saludable, porque indica que está formando su propia personalidad. La clave está en saber manejar las rabietas para que el niño no las utilice para influenciar a los padres o para conseguir determinadas cosas.
Por eso, no queda otra que armarse de mucha paciencia y seguir algunos consejos como quitar de su vista las cosas que no puede tocar, para no tener que estar diciéndoles “eso no” a cada rato. Darles la posibilidad de hacer pequeñas elecciones como “¿prefieres comer patatas o espinacas?”. Y fundamental, poner pautas claras, “no” significa “no”, no “tal vez” y no un “hoy no, pero mañana sí”. No subestimar ni menospreciar sus rabietas.

¿Qué debo hacer cuando mi hijo tiene una rabieta?

En general, elogie a su hijo cuando logra dominarse, cuando expresa su enojo con palabras y se muestra dispuesto a cooperar. Sea un buen ejemplo para él manteniendo la calma, sin gritar ni tener rabietas de adulto. Evite pegarle, porque esto le sugiere a su hijo que usted ha perdido el control. Trate de usar las siguientes respuestas a los diferentes tipos de rabietas:

1. Apoye y estimule al niño que tiene rabietas por frustración o fatiga.
A menudo, los niños tienen rabietas cuando se sienten frustrados consigo mismos. Pueden estar frustrados porque no consiguen armar algo. Los niños pequeños pueden estar frustrados porque sus padres no entienden lo que ellos dicen.

Los niños tienden a tener más rabietas cuando están cansados (por ejemplo, cuando no han dormido la siesta), porque son menos capaces de hacer frente a las situaciones frustrantes. En estas ocasiones, haga que su hijo se acueste. El hambre puede contribuir a las rabietas. Si sospecha esto, déle un bocadillo. Las rabietas también aumentan durante una enfermedad.

2. No haga caso a las rabietas motivadas por el deseo de llamar la atención o exigir algo.
Los niños pequeños pueden tener rabietas para salirse con la suya. Tal vez quieran salir con usted, en vez de con otra persona o familiar, quieran un dulce, quieran vaciar la gaveta de un mueble o quieran salir a jugar afuera cuando hay mal tiempo. En las rabietas para llamar la atención el niño puede gemir, llorar, golpear el piso o la puerta, cerrar una puerta con violencia, o contener la respiración. Mientras su hijo permanezca en un solo lugar y su comportamiento no sea destructivo, usted puede dejarlo tranquilo.

Si usted reconoce que un evento en particular va a hacer que su hijo pierda los estribos, trate de desviar su atención hacia alguna otra cosa. Sin embargo, no ceda ante las demandas de su hijo. Durante la rabieta, si el comportamiento del niño es inofensivo, ignórelo por completo. Una vez que ha empezado, una rabieta rara vez puede ser interrumpida. Aléjese, incluso yendo a otro cuarto para que el niño ya no tenga quien le escuche. No trate de razonar con su hijo. Simplemente dígale: "Veo que estás muy enojado. Te dejaré solo hasta que te calmes. Hazme saber si quieres hablar". Deje que el niño recupere el control. Después de la rabieta, asuma una actitud amistosa y trate de normalizar las cosas. Usted puede prevenir algunas de estas rabietas diciendo "No" con menos frecuencia.

3. Mueva físicamente al niño que tiene una rabieta porque no quiere o evita hacer algo.

Si su hijo se niega a hacer algo sin importancia (tal como tomar un bocadillo o descansar en la cama), deje pasar este comportamiento antes de que empiece una rabieta. Sin embargo, si su hijo debe hacer algo importante, tal como acostarse a dormir o ir a la guardería, usted no debe dejar que la rabieta le permita evitar eso.

Algunas de estas rabietas pueden ser prevenidas dándole a su hijo una advertencia con 5 minutos de anticipación, en vez de pedirle de repente que deje inmediatamente de hacer lo que está haciendo. Una vez que la rabieta ha empezado, deje que su hijo siga con ella durante 2 ó 3 minutos. Trate de expresar con palabras el descontento del niño: "Tú quieres seguir jugando, pero es hora de dormir". Luego, llévelo a donde tiene que ir (por ejemplo, a la cama), ayudándole tanto como sea necesario (incluso llevándolo en brazos).

4. Para las rabietas de tipo perturbador o destructivo, utilice suspensiones temporales.

Algunas veces las rabietas son demasiado perturbadoras o agresivas para que los padres las pasen por alto. En esas ocasiones, mande o lleve al niño a su cuarto para que permanezca allí durante 2 a 5 minutos. Algunos ejemplos de comportamiento perturbador son los siguientes:

* El niño se cuelga de usted o le sigue de un lado a otro durante la rabieta.
* Su hijo le golpea a usted.
* Su hijo llora y grita durante tanto tiempo que usted se siente exasperada.
* El niño tiene una rabieta en un lugar público, tal como un restaurante o la iglesia. (Lleve al niño a otro sitio para su suspensión temporal. Los derechos de las demás personas deben ser protegidos.)
* Su hijo arroja algún objeto o causa daños materiales durante la rabieta.
5. Sujete al niño cuando tenga rabietas en las que podría causar daño o lastimarse.

Si su hijo ha perdido totalmente el control y grita desatinadamente, usted podría sujetarlo. Perder el control probablemente atemoriza al niño. Sujételo también cuando tenga rabietas durante las cuales podría lastimarse (como cuando se arroja violentamente hacia atrás).

Tome al niño en sus brazos, dígale que usted sabe que está enojado y muéstrele, con su ejemplo, la manera de dominarse. Téngalo en brazos hasta sentir que empieza a relajarse. Esto generalmente requiere de 1 a 3 minutos. Luego, suéltelo. Esta respuesta reconfortante raras veces es necesaria después de los 3 años de edad.

Algunos niños no quieren ser consolados. Tome a su hijo en brazos solamente si esto sirve de algo. Si el niño le dice "Vete", aléjese. Después que pasa la rabieta, a menudo el niño querrá que se lo tenga brevemente en brazos. Esta es una buena manera de reincorporarlo a las actividades de la familia.


Estos datos están sacados de los blogs: "psicología y pedagogía" y "bebes y mas", espero que os resulten de gran ayuda.

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